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State of Decay, ¿el juego de zombis definitivo?

State of Decay, ¿el juego de zombis definitivo?
Raúl Pérez

Raúl Pérez

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State of Decay te pone en la complicada situación de sobrevivir a (otro) holocausto zombi. Lo que diferencia este juego del resto es que recoge muchas ideas en una única aventura. El juego combina y se mueve cómodo entre la acción en tercera persona desenfrenada, la creación de bases con ciertos aspectos sociales, y un mundo abierto que evoluciona en tiempo real con misiones creadas dinámicamente. El concepto no podría ser mejor, ¿no? Lástima que el acabado técnico no esté a la altura.

Ahí vamos, sobreviviendo

Quizá de lo que peca State of Decay es de exceso. Es un juego bastante ambicioso en ideas y mezcla muchos géneros al mismo tiempo: hay acción, sigilo, conducción de coches, mundo abierto, gestión de bases, supervivencia de la comunidad… State of Decay aspira a ser el juego de zombis definitivo pero, ¿lo consigue?

State of Decay es un juego duro de roer al principio. La gran cantidad de movimientos, acciones y decisiones que debes tomar de buenas a primeras puede ser abrumadora. Eso es porque, como decía, el juego combina diferentes géneros al mismo tiempo. Por ejemplo, por un lado tienes que aprender a moverte como en un juego de acción en tercera persona, debes aprenderte los combos, a manejar las armas, a administrar tu (pequeño) inventario. Además, esto es un mundo abierto, así que también hay coches, hay momentos de sigilo, zonas de acción pura y dura, y un largo etcétera.

Pero State of Decay tiene más: al poco de empezar te encuentras en una base central cuyos recursos debes aprender a administrar, todo a través de unos menús que no son precisamente intuitivos. La construcción de nuevas zonas (como literas, almacenes, enfermería, talleres…) también corre por tu cuenta. En la base estás obligado a socializar, por lo que debes hablar y preocuparte de los supervivientes, e incluso puede llegar el momento que debas tomar decisiones radicales como eliminar a alguien o echarlo de la comunidad, lo que comportará (a lo mejor) consecuencias más adelante.

Si administrar la base ya es todo un quebradero de cabeza, aún lo es más las diferentes misiones que se suceden dinámicamente. Es más, como el tiempo transcurre en tiempo real muchas de ellas no podrás realizarlas, lo que puede repercutir en tu nivel de fama. La reputación es la moneda de cambio en State of Decay, lo que te permite coger armas y objetos del almacén que te servirán en tus incursiones.

Los zombis son más numerosos por la noche, momento en que suelen aprovechar para atacar la base. Estate preparado. Por el día debes aprovechar para investigar la zona, buscar recursos y armas, y cuidado de no morir porque aquí la muerte es permanente. Si uno de tus protagonistas cae en batalla será mejor que tenga amigos, porque solo sus amigos pueden continuar el juego. Si no tienes (es decir, si no has socializado) se termina la partida.

Control difícil y poco intuitivo

Al ser State of Decay un mundo abierto los controles se asemejan mucho a otros juegos del mismo género, aunque necesita un periodo de adaptación. Lo que más problemas te dará es aprender los menús, así como también el sistema de gestión de la base e inventario. Apenas hay tutorial o indicaciones de qué hacer o cómo hacer según qué cosas, y al final todo lo aprendes en plan autodidacta.

Por otro lado, State of Decay tiene bastantes fallos en el control que repercuten en la jugabilidad. Tiene un movimiento tosco, los combos son extraños y la detección de golpes falla bastante. En ciertos momentos parece más bien un juego de bajo presupuesto, incluso amateur, en lo que a control se refiere.

Parece una versión “beta”

Esa sensación de “optimización cero” se traslada a todo el resto del apartado audiovisual, sobre todo en los gráficos. El rendimiento del motor es terrible, con graves caídas en la tasa de frames por segundo. Las texturas son poco detalladas o directamente  un borrón en ciertos casos. Y las animaciones no hay por dónde cogerlas.

Por si fuera poco la gran cantidad de fallos y bugs que tiene State of Decay pasará a la historia. No hay partida que no veas problemas en la IA, zombis atravesando paredes, errores en la detección de golpes, parpadeos raros, popping a escasos metros delante de ti…

Todo lo que State of Decay gana en ideas lo pierde en un apartado técnico que ya no solo es que esté por debajo de lo mínimo admitido, sino que parece sacado de una versión preliminar beta del juego.

Conclusión

State of Decay no es un juego cómodo ni amable con el jugador. Está poco pulido en todos y cada uno de los apartados. Especialmente en lo que respecta al control, menús y gráficos. La idea es muy buena, nadie lo niega, pero la ejecución deja mucho que desear. Ten presente todo esto antes de hacerte con State of Decay porque si consigues dejar de lado todos sus defectos posiblemente encuentres un juego interesante y, hasta cierto punto, bastante adictivo.

Puntuación: 6

Disponible en: Xbox 360

Raúl Pérez

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