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Diablo III es más rápido y más adictivo

Fabrizio Ferri-Benedetti

Fabrizio Ferri-Benedetti

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Icono de Diablo IIIÉranse una vez los juegos roguelike: Angband, Moria, Nethack. Destacaban por los inmensos mapas generados al azar y la gran cantidad de monstruos y objetos. Pero eran difíciles. Mucho. No tenían gráficos y se controlaban con el teclado. Y morir significaba empezar desde cero.

Hasta que un buen día de 1996 Blizzard nos trajo Diablo, con sus mapas en 3D y una jugabilidad inmensa. Todo era más gratificante: por fin un roguelike tenía gráficos espectaculares y la muerte no era un problema definitivo. Sobre todo, al manejarse con el ratón, Diablo era más rápido y adictivo.

A quince años de distancia, Diablo y Diablo 2 han vendido millones de copias en todo el mundo. Diablo 3, el siguiente capítulo de la saga, está a punto de caer. Pero ha llovido mucho desde entonces. ¿Sigue siendo entretenido jugar a Diablo III frente a alternativas como Torchlight, cuya segunda parte también está cerca de ser estrenada?

No es por el argumento…

Los diseñadores de Blizzard no suelen brillar por su originalidad: orcos y elfos en Warcraft, marines espaciales y aliens en StarCraft… y ángeles contra demonios en Diablo. Tampoco es que importe mucho, puesto que un buen refrito de referencias -algo que se les da muy bien- sirve igual a la hora de jugar.

Santuario, el mundo de Diablo III

Santuario, el mundo de Diablo III. Los dos típicos continentes con un poco de todo.

La historia de Diablo III sigue ambientada en el mundo ficticio de Santuario, un escenario de luchas eternas entre el Bien y el Mal, liderados respectivamente por una especie de consejos de sabios y una hueste de demonios. En la práctica, solo los jugadores más interesados acabarán por aprenderse todos los detalles del mito.

Tampoco es por los gráficos…

Que nadie espere milagros de la técnica: Diablo III podrá ejecutarse en casi cualquier ordenador. Sus requisitos de sistema son realmente bajos: bastará una máquina con procesador Pentium IV de 2,8GHz, 1GB de memoria y una tarjeta gráfica de hace cinco años. Bien por la compatibilidad hacia atrás.

Gráficos de Diablo III

Coloridos, fluidos, muy correctos. Más “adultos” que los de Torchlight.

Y sí: la perspectiva sigue siendo la clásica 3D isométrica. Pero es que ¿acaso hace falta otra cosa? La longevidad de World of Warcraft y el tremendo éxito de Torchlight demuestran que los gráficos, mientras cumplan su función, resulten agradables a la vista y -sobre todo- sean fluidos, tienen un rol secundario.

¡Ni siquiera es por la variedad!

Torchlight, Sacred y el mismo Diablo, siguiendo los pasos de los juegos roguelike, se han apoyado en la aleatorización para producir infinitos  mapas, objetos y situaciones. Pero algunas cosas son limitadas:  hay un solo arco argumental, un número cerrado de clases, etcétera. Al final, para que todo tenga sentido, siempre pasas por los mismos nodos.

Las cinco clases de Diablo III

Las cinco clases de Diablo III: mago, médico-brujo, cazador de demonios, bárbaro y monje.

Los mundos de Diablo III serán en gran medida aleatorios, pero con elementos constantes, como algunos personajes no-jugadores y lugares fijos. Inspirados por Torchlight, los programadores han añadido “aventuras”, que no son otra cosa que misiones que se desarrollan en escenarios aislados. ¿Es eso suficiente? No mucho…

Es todo mucho más sutil que eso…

En este tipo de juegos, los hack n’ slash (de dar hachazos, vaya), el argumento, los gráficos y la variedad son de menos. Lo que uno quiere es acción, a poder ser muy, muy adictiva y divertida, sin complicaciones y sin tener que pensar demasiado.

Y Diablo III la tiene. Los escenarios son ahora destructibles (se acabó eso de dar hachazos para nada), y la energía se podrá recuperar mediante orbes rojos. El maná también se recupera automáticamente. El juego gana así en rapidez: nada te detendrá en tu furiosa batalla por más oro y objetos.

A destacar la aparición de los artesanos, personajes no controlables (PNJ) que te acompañarán para proveerte de nuevas herramientas de guerra, hechizos, runas y pociones; bastante mejor que la mascota de Torchlight, ¿no es así? Y si a eso añades las partidas multijugador, que en Torchlight llegarán solo en su futura secuela, el resultado promete muchísimas horas de disfrute.

De momento, nuestras primeras experiencias con la versión Beta han sido muy positivas. ¿Y las tuyas?

Fabrizio Ferri-Benedetti

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