Una persona mayor decide probar eso de Internet. Se sienta delante del ordenador y apoya la mano temblorosa en el ratón. ¿Por dónde empezar? ¡Hay demasiadas ventanas e iconos y cosas!
Al final, frustrado, deja el PC y se va. El orgullo le impide que vuelva a intentarlo. “Los ordenadores no son para mí”, refunfuña. Una lástima, porque con el programa adecuado y tu ayuda hubiese podido empezar su andadura por el ciberespacio.
¿De qué programa hablamos? De Eldy, un navegador web para la tercera edad creado por una asociación sin ánimo de lucro de ámbito europeo. Te mostramos cómo funciona y qué nos ha parecido.
Una instalación no muy sencilla
Antes de probar un programa como Eldy hay que ponerse en la piel del que será el usuario típico de este navegador: una persona mayor que ronda los 80 años de edad, nunca ha tenido contacto con los ordenadores y siente curiosidad por esas cosas de las que oye hablar por la televisión.
Una persona que puede cansarse fácilmente y tiene problemas de visión y movilidad.
El primer impacto con Eldy ocurre durante la instalación, que es un clásico asistente del estilo “Siguiente-Siguiente“. La instalación de un programa dista de ser algo sencillo, y aquí Eldy debería haberse esmerado más. Es recomendable que ayudes a la persona mayor con la instalación.
Vamos a pensar que el navegador ya ha sido instalado y que está a punto de ejecutarse. Esto es lo primero que verán los usuarios:
Si el usuario conoce la bandera de su país, no le costará elegir la suya y pulsar “avanti”. Un momento, ¿”avanti”? Sí, el programa es italiano y no ha sido traducido del todo. Ignoremos eso; a fin de cuentas, solo hay un botón que pulsar.
Aquí aparece la primera decisión. ¿Soy nuevo o estoy registrado? Dudamos mucho de que el concepto “estar registrado” le suene a una persona mayor. Así y todo, la elección es sencilla. El principiante debe hacer otra elección más: el nivel de dificultad.
Si la persona presiona “¡Soy nuevo!”, Eldy le pregunta al usuario si es principante (sin correo) o experto (ya tiene su buzón de correo y lo quiere usar). En el primer caso, Eldy pide unos cuantos datos personales y crea una dirección de correo en el dominio eldy.org.
Al final del proceso, Eldy el correo electrónico, el seudónimo para el chat y la contraseña (que esperamos no haya sido vista por ningún compañero de mesa). El mínimo para la contraseña son seis caracteres, y Eldy no permite imprimir los datos.
La Plaza es el centro de operaciones de Eldy
Y finalmente llegamos a la Plaza, que es el centro de mando de Eldy. Aquí, seis enormes botones llevan a otras tantas funciones: correo electrónico, navegador web, perfil, chat, televisión en línea y utilidades. Su diseño sigue el mismo estilo del asistente inicial: todo muy grande y muy sencillo. La hora y fecha son siempre visibles.
Ninguna de las herramientas es mejor que las que ya existen, pero su propósito no es ese, sino ofrecer el acceso básico a la web, el chat y el correo a una población que le tiene miedo a Firefox, Messenger y Hotmail. En algunos casos, consigue su propósito muy bien. El navegador, por ejemplo, es fácil de usar y tiene un zoom bien visible.
Otras, por el contrario, necesitarían un mayor pulido. En la versión española, la sala de chat, llamada Charlas, parece Benidorm en noviembre de lo desierta que es, mientras que Eldy TV tiene un diseño mediocre y texto sin traducir. Son cosas que desorientan a cualquiera, y Eldy debería resolverlas si aspira a ser un navegador accesible.
Es un buen comienzo, pero debe mejorar
Eldy es sin duda un buen programa, fruto de una iniciativa tan noble como lo es llevar las nuevas tecnologías a la gente mayor. Nos queda la duda de si un navegador como Chrome o Internet Explorer no sería más eficaz. Si yo fuese una persona mayor, las limitaciones de Eldy me irritarían.
¿Qué es mejor según vosotros? ¿Ofrecer una experiencia limitada y en muchos casos decepcionante pero accesible o todo el paquete junto con las complicaciones que eso conlleva?
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