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Resucitar el PC (I): ¡Esto no arranca!

Resucitar el PC (I): ¡Esto no arranca!
Iván Ramírez

Iván Ramírez

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Algunas veces ni siquiera así es posible hacer que el ordenador obedezca tus designios y se comporte como debe.

Si te has enfrentado ya ante la desagradable situación de que tu ordenador haya dejado de funcionar, lo sentimos en el alma, y además esperamos que algunas de las indicaciones que vamos a ver a continuación te sirvan de orientación en desastres venideros.

Diagnosticar el problema

La primera acción que debes llevar a cabo si tu PC no funciona es buscar el error, pues de otro modo nunca lo podrás solucionar salvo que tengas una suerte sobrehumana. Y si esto fuera cierto, lo más seguro es que no se te hubiera roto el ordenador… Vamos a ver unas cuantas pistas que te pueden ayudar a buscar qué está fallando.

¿Qué hice por última vez?

Ya se sabe que el aleteo de una mariposa en un extremo del mundo puede provocar huracanes en el otro. Imagínate entonces lo que puede pasar si has hecho algún cambio en el hardware de tu ordenador. Aunque sea algo insignificante y tu lógica te diga que no tiene nada que ver, que es imposible, cualquier cambio que se haya producido justo antes del error debe ser tomado bien en cuenta.

Para diagnosticar errores de hardware en un equipo la mejor forma es el famoso método de Zapstersträussen. De acuerdo, me lo he inventado, pero dado que no tiene ningún nombre, bien podría haberse llamado así. Consiste en ir desconectando componentes no vitales mientras se comprueba si el problema persiste.

Así, ante un típico problema de “enciendo el equipo pero no sale nada en pantalla”, podríamos empezar quitando todos los periféricos menos el teclado, luego el teclado, tarjetas no necesarias (tarjeta de sonido o capturadora de vídeo, por ejemplo), lectores ópticos, discos duros, memoria RAM (dejando siempre algún módulo)…

Suponiendo que acabaras de instalar algún hardware nuevo, sería el primer sospechoso en la rueda de reconocimiento y, por supuesto, lo primero que deberías probar a desconectar.

Si hemos dejado el sistema reducido a la mínima expresión y el problema persiste, pueden suceder dos cosas: que el método Zapstersträussen no sea tan bueno como te habían contado, o que tengas un problema algo más grave.

Cambiando que es gerundio

Para llevar a cabo un diagnóstico fiable lo más seguro es que acabes necesitando la inestimable ayuda de aquel amigo tan simpático que te deja toquetear su ordenador como propio. Si con el método anterior lograste encontrar un componente con el cual tu equipo se niega a funcionar, lo ideal ahora sería probarlo en otra máquina. Si no funciona, ya tendremos el culpable, y si funciona, habrá que volver a empezar de nuevo. También podría tratarse de una aburrida y recurrida incompatibilidad entre componentes.

Si por el contrario aún no tienes ningún sospechoso en tu lista de candidatos, es posible que lo que falle sea alguno de los componentes principales del equipo. Lo más probable, si al pulsar en el encendido se oye ruido de viento y una bola de paja atraviesa la escena, será que tu fuente de alimentación ha pasado a mejor vida. Por desgracia suelen romperse más frecuentemente de lo que nos gustaría, aunque la buena noticia es que no valen demasiado.

Por supuesto, antes de gastarte un duro en comprar o mandar reparar nada deberás asegurarte, y ¿qué mejor forma que pedir prestada una fuente de alimentación a ese amigo tan recurrido del que ya hemos hablado?

En el caso de que otra fuente de alimentación te proporcione los mismos resultados, deberás ponerte en lo peor. Es probable que lo que falle sea la memoria RAM, el microprocesador o la placa base, además de la tarjeta gráfica, especialmente si al arrancar no aparece nada en pantalla pero una serie de pitidos te taladran los oídos, de los cuales vamos a hablar un poco a continuación.

La placa base intenta comunicarse

Desde hace unos años, las propias placas base pueden decirte qué es lo que está fallando para que no arranque como es debido. Para ello utilizan una secuencia de pitidos que, desgraciadamente, varía de una compañía fabricante a otra. En la actualidad esta función se encuentra un poco de capa caída y en muchos folletos de instrucciones ni siquiera se molestan en especificar las equivalencias de pitidos / dolencia.

Dado que la lista de equivalencias es demasiado larga y aburrida para reproducirla aquí, sólo vamos a ver las más importantes. No las tomes al pie de la letra ya que podrían no coincidir con las utilizadas por tu placa base. En caso de duda consulta la documentación de tu modelo concreto.

  • 1 pitido normal. Suele indicar que el sistema ha arrancado correctamente.
  • 2 o 3 pitidos / 1 pitido sin fín. Error en la memoria
  • 5 pitidos / 1 pitido agudo y otro grave. Error en el procesador
  • 8 pitidos / 1 corto y 2 largos. Error en la tarjeta gráfica

En fin. Esperamos que no tengáis que recurrir nunca a este tipo de diagnóstico pero, que si lo habéis de tener, os sean de utilidad estas simples indicaciones para llevaros por el buen camino y no dejaros caer en la desesperación. En próximos números veremos cómo resucitar el equipo ante problemas de software, normalmente más sencillos -y baratos- de corregir que los de hardware.

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