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Selfies: La locura por la autofoto de toda la vida

Selfies: La locura por la autofoto de toda la vida
Maria Baeta

Maria Baeta

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Selfie es la palabra de moda. Pero, ¿qué hace a las autofotos algo tan atrayente? ¿Por qué todo el mundo habla ahora de ellas si llevan años existiendo?

“Selfie” fue la palabra estrella de 2013 según el Diccionario de Oxford. Las modas en internet son muy efímeras pero no lo parece con este término, que superado el primer trimestre del año sigue pegando fuerte en todo el mundo. Todo el mundo se hace selfies y los comparte en las redes sociales, de tu vecino a los triunfadores en los Oscars. El selfie no entiende de edades, sexos o estratos sociales… todos somos iguales ante la autofoto.

¿Por qué triunfa ahora la autofoto de toda la vida?

Ahora bien, ¿por qué la autofoto o egofoto de toda la vida, ahora rebautizada como selfie, está de moda en 2014? Principalmente por dos razones.

La primera es el auge de los smartphones, que cada vez cuentan son más grandes y tienen mejores cámaras, todas ellas con la opción de podernos ver en la pantalla antes de apretar el disparado

La segunda razón es el crecimiento imparable de redes sociales. Quien más quien menos cuenta con cuenta en Facebook, Twitter o en Instagram, quizá en las tres. Y es sobre todo en esta última red, dedicada a la imagen, que el fenómeno selfie ha visto su mayor expansión, pues en un terreno así no sólo no está mal visto hacerse fotos sino que se celebra.

La moda selfie no distingue edades, sexos ni estratos sociales

5 cosas que he descubierto sobre los selfies

Sí, yo también me hago selfies, al igual que tú, y lo mejor de todo es que todos compartimos más cosas de las que parece cuando nos autofotografiamos. De hecho, la gran mayoría de selfies repiten unas constantes universales, lugares comunes que como socióloga aficionada he investigado y que resumo en 5 puntos.

1.- El lugar no importa

Haz la prueba un día. Baja a la calle, busca un sitio entre luces y sombras, pon tu mejor pose y haz un selfie, asegurándote de que el fondo se aprecie solo a medias. Ahora, cuelga tu foto en Instagram, llénala de hasthags llamativos y pon que has hecho una visita relámpago a Hong Kong, Nueva York o La Habana, ¡dónde tú quieras! Sola una de cada diez personas se molestará en preguntarse si realmente estás allí mientras que las otras nueve te colmarán de comentarios del estilo “qué envidia”, “anda que avisas” o “pásalo muy bien en tu viaje”.

Y es que el Dónde no importa, ya que todo en el selfie gira en torno al Quién. De acuerdo, te puedes hacer fotos en el gimnasio luciendo tipazo, en la última discoteca que has asistido o en tu último destino vacacional, pero en todos los casos el centro de la foto serás tú y tus circunstancias, el escenario no es más que un accesorio que, si lo quitas, no empeora mucho las cosas… ni tampoco las mejora.

¿Selfie en Piccadilly Circus en mis vacaciones en Londres o simple captura en la plaza en frente de mi casa?

2.- No existe la espontaneidad

Admítelo, cada vez que te haces una foto de “aquí estoy, tirado en la cama y aburrido, sin saber qué hacer” te has tomado tu tiempo en ejecutarla. Por norma general las personas que nos hacemos selfies somos presumidas y no nos conformamos en exponernos en las redes sociales con la primera cara que ponemos.

Un selfie individual, por simple que sea, suele tener un making of detrás o, lo que es lo mismo una galería de fotos descartadas detrás. A la primera toma has subido demasiado la barbilla, en la segunda abriste demasiado los ojos y no es hasta la tercera en la que te ves lo suficientemente apetecible para mostrar al mundo tu hastío, tu “naturalidad”.

La cosa va más allá con los selfies grupales, ya sea con más gente o con tu mascota. En el primer caso, ¿cuántas veces has dicho aquello de “espera, que tiro dos fotos más por si acaso”? Y en el segundo, dado que tu mascota tiene poco interés en salir en tu cuenta de Instagram, deberás hacer unas cuantas tomas hasta que el tierno animalito demuestre toda su monería estática.

Y he hablado de primeros planos, pero si se muestra algo más que la cara (especialmente en la modalidad de selfie delante de un espejo) fijo que metes barriga, sacas pecho o flexionas ligeramente la pierna para resultar más estilizado y atractivo. Vamos, ¡lo hacemos todos!

Un adicto a los selfies no se conforma jamás con la primera toma

3.- Las etiquetas son obligatorias

Cuando te dispones a subir una foto selfie en redes sociales esperas reacciones, en forma de comentarios, “me gusta” o retweets. Para que tu selfie llegue a más gente es fundamental que uses y abuses de los hashtags.

Ni somos naturales en las poses ni en el uso de los hasthags, pues los expertos en selfie sabemos por dónde atacar para arrancar unas cuantas intereacciones más. Te doy unas cuantas ideas de hashtags que nunca fallan:

  • #nofilter, #nomakeup y todo lo que se asocie a cero artificios – Para demostrar al mundo que crees en la belleza real, en el no retoque, y que te levantas estupendo todas las mañanas y el universo debe saberlo
  • #cutegirl, #cuteboy y similares – Porque sí, porque tú lo vales, porque para resultar guapo al resto de la gente primero uno tiene que resultarse guapo a sí mismo, ¿no?
  • #picoftheday – “La foto del día” porque tu cara recién levantado vale más que cualquier paisaje o evento en el que hayas participado.
  • #ginger, #blonde, #brunette o cualquier otra referencia a tu color de pelo u otra parte de tu anatomía – Y es que nunca se sabe… quizá el amor de tu vida te está esperando a la vuelta de la esquina a la caza y captura de alguien justo con tu color de pelo.
  • #boyfriend, #girlfriend y demás derivados – Justo lo contrario que el tag anterior… eres un bellezón pero esa persona que hay al lado es tu pareja… ¡que quede claro tu estado civil!
  • #love – Porque el amor es todo lo que necesitamos y si hay Amor (en mayúsculas) en tu selfie, aunque estés más solo que la una, ¿acaso necesitas algo más? Lo decían los Beatles y yo no voy a ser menos.
  • #igers –  El hashtag de Perogrullo… si usas Instagram se da por hecho ya que eres un “Iger” (contracción de la palabra “instagramer”), así que, ¿hace falta remarcarlo? Para ser un instagramer con todas las de la ley parece que sí.

El amor lo es todo para los usuarios de Instagram. Fuente: http://top-hashtags.com/instagram/

4.- Un sujeto repleto de objetos

Antes de la era selfie lo cierto es que no se me hubiese ocurrido fotografiarme los pies, pero ahora no eres nadie si no muestras tus encantadoras zapatillas o tus glamourosos zapatos de tacón nuevos. Lo mismo pasa con las manicura, el auge del nail-art (hacerse pequeñas obras de arte en las uñas) no sería lo mismo si no existiesen las autofotos. Aunque la palma se la llevan esas fotos de “mira qué bien que estoy en la playa” con piernas torneadas y perfectamente bronceadas. ¿De verdad crees que me importa? Bueno, algo me importará si te hago RT, FAV, le doy “al me gusta” y hasta me grabo a fuego la composición de la foto para hacer una parecida en mis próximas vacaciones de verano.

En la era Instagram somos sujetos repletos de objetos de adoración en forma de outfits, accesorios o turgentes partes de nuestro cuerpo, sobre todo si somos tímidos y consideramos que mostrar la cara es demasiado… Porque claro, mostrar tu faz es poco privado, no así tu tatuaje debajo del ombligo o el look que llevabas en la primera cita con tu último ligue.

El glamour de un fan de los selfies empieza por los pies

5.- La celebración del YO

Pero ante todo, lo que hay detrás de todo selfie, sea de sujeto o objeto, individual o grupal, es la reinvidicación del individuo. Vivimos en una sociedad en la que prima la uniformidad, en la que si eres un poco distinto estás fuera de la corriente. La idea del selfie es reinvindicar esta diferencia, este “así soy yo y lo demás me da igual”. Por eso nuestros selfies son fotos donde prima el primer plano o el plano detalle, obviando, aunque creamos que no, el contexto.

Lo curioso del asunto es que todos nos hacemos selfies, y todos se parecen tanto entre ellos que, creyéndonos los más originales estamos imitando, aunque sea insconscientemente, a trescientas mil fotos más que se publicaron la semana pasada. Y claro, como has puesto hashtags para parar un carro, como te has promovido hasta el infinito, tu foto aparecerá junto a otros cientos de fotos con el mismo encuadre, plano y con el socorrido filtro Lo-Fi de Instagram.

Seguro que ya has perdido la cuenta de cuantos selfies delante de un espejo has visto hoy

¿Deberías dejar de hacerte selfies por ello? Para nada, al fin y al cabo todos somos especiales aunque seamos iguales, todos somos capaces de dar un valor añadido a nuestros selfies. ¿No me crees? ¡Sigue leyendo!

Bonus track: Los selfies más locos

Hasta aquí he tratado la parte sociológica del asunto. Pero antes de despedirnos no puedo evitar mostrarte los tipos de selfies más locos (y enfermizos) que he visto por la red. Porque sí, porque el selfie es un mundo donde darle la vuelta al sujeto y al objeto no tiene fin.

¿Piernas o salchichas?

Unas piernas de una morena sexy reposando en la playa… ¿o un par de apetitosos “hot dogs”? Qué más da, con el plano y el filtro idóneo las dos cosas parecen lo mismo en el mundo de Instagram. Así lo demostró una tendencia que se inició como una broma y que ahora triunfa en el Tumblr Hot Dog Legs.

¿Un selfie comestible? Fuente: Hot Dog Legs

De funeral

Cierto que decía que en el selfie no prima el escenario… pero tampoco es plan de hacerse fotos en según qué sitios como, por ejemplo, los funerales. Esto no es lo que deben pensar los cientos de #igers que cada día cuelgan fotos luciendo sus mejores galas para irse al funeral de un ser querido. Y es que no hay mala ocasión para mostrar tu outfit. Si crees que esta tendencia no es tan políticamente incorrecta ya tardas en cotillear el hashtag #funeral en redes como Instagram.

El estilo es una cuestión de vida o muerte. Fuente: Hasthag Funeral

Momentos memorables

Un selfie captura un momento… a veces un momento clave. Si no que se lo digan a todos aquellos que han tomado una captura de su cara en las situaciones más extremas. Desde el estudiante que ve como su profesora se pone de parto y decide inmortalizar el momento como protagonista en vez de llamar a una ambulancia a esos criminales que, antes de cometer un delito, comparten su momento de gloria en Instagram… Quizá los atrapará la policía, pero seguro que hacen record en “likes”.

No hay mal momento para practicar el noble arte del selfie. Fuente: Cracked

Adictos a la cinta adhesiva

Cada persona es un mundo y tiene derecho a ponerse el complemento que le dé la gana. Pero piercings extremos o sombreros estrambóticos se quedan en nada si pensamos en la gente adicta a… ¡cubrirse el cuerpo con “cello”!. Y es que la cinta adhesiva vale para todo, desde hacerse retoques en la cara por unos céntimos hasta convertirse en una momia 2.0. Si te atreves con esta moda síguela en redes sociales con el hashtag #cellotapeselfies.

¿Hay manera más rápida de hacerse un retoque facial? Fuente: Niaje

Estos cuatro tipos de selfie son solo unos pocos ejemplos que demuestran que la creatividad –y la estupidez humana- no conocen límites. ¿Has realizado alguna vez un selfie del que te avergüences?

El selfie es una moda con futuro

El selfie se ha extendido tanto y con tantas variaciones que es muy complicado que deje de ser una moda a corto plazo. Antes si te hacías autorretratos te acusaban de vanidoso pero hoy en día no sólo no está mal visto sino que es una práctica totalmente recomendable si quieres ser alguien en este mundo 2.0.

¿En qué se convertirá el selfie en unos años? Todo dependerá de la evolución tecnológica. Viendo el auge, ya no sólo de la imagen, sino del vídeo, es muy probable que lo que hoy consideramos selfie se extienda en unos años al terreno del vídeo y acabe resultando otra moda absolutamente masiva.

¿Qué tipo de selfies te haces?

Maria Baeta

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