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[ANÁLISIS] Rhythm Thief desprende el buen humor que tanto necesitas

Sophie Notten

Sophie Notten

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Rhythm Thief y el Misterio del Emperador es una loable combinación de mini-juegos de ritmo y de aventura. A primera vista este juego para Nintendo 3DS parecía querer aprovecharse del éxito de la serie El Profesor Layton sin ningún tipo de esfuerzo ya que se inspira en algunos de sus elementos. La realidad es agradablemente errónea: el título de SEGA te cautivará con una historia rimbombante y una banda sonora muy pegadiza. Es corto y se nota su poco presupuesto, pero cada vez que acabes una partida no podrás evitar silbar la melodía del último reto que acabas de cumplir.

http://www.youtube.com/watch?v=N975c0eavIw

La historia parece ridícula sobre el papel pero es gracias a su desmesura que te engancha. La trama es una combinación del estilo folletinesco de las novelas de Dan Brown con la acción desenfrenada del anime de Lupin III: un joven ladrón de obras de arte va en busca de su desaparecido padre mientras intenta desbaratar el posible regreso de Napoleón en la París contemporánea. Visitarás el Louvre, los archivos históricos de la ciudad, Versalles… Un atípico tour acompañado por una presentación anime muy simple pero efectiva y con un decente doblaje en inglés –textos en español.

Rhythm Thief se inspira en la estructura de los juegos de El Profesor Layton: recorrerás las calles de París con pantallas en primera persona repletas de personajes, retos musicales, monedas ocultas -para comprar potenciadores temporales- y coleccionables. Las grandes diferencias son que El Misterio del Emperador agiliza la exploración con una navegación más directa -colocando un mapa en la pantalla superior- y que sus personajes no te propondrán puzles mentales sino retos rítmicos. Tampoco te pasarás el juego resolviendo caprichos injustificados de desconocidos: todos los desafíos son coherentes con lo que está ocurriendo.

Por ejemplo, cuando te infiltres en el Louvre para robar una pieza valiosa, deberás superar un reto musical que consiste en sortear una zona vigilada por guardias escondiéndote tras diferentes estatuas. Aunque algunos conceptos se repiten a lo largo de la aventura, los mini-juegos son variados y los repetidos cuentan con ritmos diferentes.

Puedes pasarte perfectamente Rhythm Thief escuchando la música para adaptarte al ritmo. Es más: a veces las indicaciones en pantalla confunden

Puedes pasarte perfectamente Rhythm Thief escuchando la música para adaptarte al ritmo. Es más: a veces las indicaciones en pantalla confunden

Cada mini-juego hace un uso diferente y original de los controles de 3DS: tocarás el violín con el stylus, las maracas con la ayuda del control giroscópico, jugarás a la pelota combinando toques y movimientos con el stylus…

El elemento ganador de los mini-juegos de Rhythm Thief y el Misterio del Emperador es que cuentan con melodías muy pegadizas y maravillosas. Algunas son originales y otras son versiones de temas conocidos del funk, de la música clásica… Lo grandioso de este juego es que consigues mejores puntuaciones cuando te olvidas de las indicaciones de la pantalla y simplemente te dejas llevar por su ritmo. El caso del mini-juego del violín es el más paradigmático. Puedes ganar simplemente trazando en la pantalla las direcciones indicadas con el stylus, pero lo harás mejor si mantienes el stylus en la pantalla y lo mueves como si manejases el arco del instrumento sobre sus cuerdas. En cada momento te emocionarás de forma espontánea gracias al buen humor y simpatía que desprende el título.

Los mini-juegos son fáciles de entender, especialmente gracias a un control preciso y permisivo cuando debe serlo, pero difíciles de dominar; hay unos 50 en total (incluyendo los opcionales) así que conseguir la mejor puntuación en todos alargará la corta vida de la historia principal. No obstante, existen dos problemas.

No te confundas: no estás ante un clon de Elite Beat Agents

No te confundas: no estás ante un clon de Elite Beat Agents

El primer problema de los retos rítmicos de Rhythm Thief es su mencionada repetición. Este inconveniente no molesta cuando los rejuegas, pero es una decepción dentro de la historia, cuando es obligatorio superarlos en el orden marcado. Muchas veces el juego no se molesta narrativamente en buscarte una nueva excusa para repetir un concepto: en ocasiones simplemente te meterá en una situación “copy-pasteada” de capítulos anteriores.

¿Cuál es el segundo problema del juego? Haz clic aquí para seguir leyendo el análisis.

El segundo problema es que el sistema de puntuación del juego es confuso y extremadamente exigente, de modo que acabarás frustrado cuando quieras conseguir mejores puntuaciones. Te confundes porque implícitamente Rhythm Thief y el Misterio del Emperador cuenta con 2 puntuaciones paralelas: los puntos literales que consigues y el grado de tu actuación -A, B, C… Existen casos en los que el juego te informará que has batido tu record en puntos con un grado menor que en el intento anterior. Entonces, ¿importan más los puntos o los grados?

Rhythm Thief te exigue que seas demasiado perfecto aunque no te interese conseguir el grado superior

Rhythm Thief te exigue que seas demasiado perfecto aunque no te interese conseguir el grado superior

¿Y por qué los grados y los puntos están descoordinados? Porque el extraño sub-sistema de grados es más exigente que el de puntos. Para subir de grado en un mini-juego, debes realizar acciones correctas hasta llenar una barrita. Si cometes un mínimo error, incluso en los retos más fáciles, puedes perder prácticamente un grado. Por lo tanto: o lo haces todo bien y sin ningún fallo o no importarán los puntos que hagas ya que nunca conseguirás los grados superiores.

La aventura incluye mini-juegos menores que añaden variedad al progreso. Existen 2 tipos, y ambos tienen al ritmo como elemento principal. Por un lado tenemos los puzles rápidos: pruebas que imitan el clásico juego “Simón Dice”, otras que te retan a adivinar la serie de símbolos en un tiempo limitado, emparejamiento de sonidos similares…

Pero los más originales son aquellos que utilizan su grabadora de sonidos. Son pequeños acertijos, inspirados en las clásicas aventuras gráficas, que te obligan a explorar las calles y escenarios en busca de un sonido urbano que te ayude a superar un obstáculo o ganarte el favor de un personaje. Una canción de cuna para un bebé, un ladrido de perro que ahuyente a un guarda asustadizo, una llamada de teléfono que desvíe la atención de la bibliotecaria chafardera… Es entretenido y garantiza momentos divertidos. La pega es que son enigmas muy guiados. El juego siempre te indicara en qué zona se oculta el sonido de turno. Y aquí llegamos a otro problema general del título.

Si al menos existiese una opción de desactivar la ayuda del mapa...

Si al menos existiese una opción de desactivar la ayuda del mapa…

Rhythm Thief y el Misterio del Emperador te lleva demasiado de la mano en los momentos de exploración, que a su vez no dejan de ser alargadas secuencias interactivas. A veces pasa demasiado tiempo entre mini-juego y mini-juego, cuando precisamente lo que necesitan estos juegos es ritmo en todos sus ámbitos y no solo en el musical. Me da la sensación de que el equipo de SEGA ha contado con un presupuesto escaso y han hecho lo que han podido para alargar la vida del juego incluyendo pasatiempos menores o largos paseos guionizados.

No obstante, se nota que los desarrolladores se han esmerado en hacer un título entretenido con pocos recursos o con un planteamiento dudoso –“¡copian a Layton!”- y en este sentido han cumplido el objetivo con creces. Empecé la aventura con mucho escepticismo pero me acabé enganchando a sus personajes misteriosos, su planteamiento original y su música electrizante. Hay secciones que se me han quedado positivamente grabadas en la memoria: el vertiginoso inicio al estilo Broadway, el baile del ángel, el cursillo acelerado para ser camarero, la pelea a puñetazo limpio, el duelo de fútbol sobre el tejado con una cámara cinematográfica y efectos muy espectaculares… ¿Cómo no podría encariñarme de este desfile de geniales ideas?

Ritmo original con buen humor

Rhythm Thief ha sido una sorpresa sumamente agradable. Tiene sus fallos, posiblemente son consecuencia de su desarrollo, pero sus grandes momentos y su sentido del ritmo sobreponen los defectos. A veces tienes ganas de disparar a bocajarro, de salvar al mundo o de convertirte en el rey del online. Pero en otras ocasiones simplemente quieres apagar la consola y apreciar una sana sonrisa reflejada en la pantalla. El Misterio del Emperador cumple con creces esta función: no es épico o largo, pero es una aventura agradable que sabe cómo hacerte silbar cuanto menos te lo esperes y ponerte de buen humor.

Sophie Notten

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