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La Fuerza se desata demasiado en esta segunda entrega

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El primer Star Wars: El Poder de la Fuerza era un juego que tenía grandes aciertos. Una historia original, poder llevar a Darth Vader en el primer nivel y una evolución del personaje muy, pero que muy interesante. No vamos a negar que el juego tenía fallos, algunos bastante graves como el hecho de utilizar un sistema de objetivo caótico e ineficaz y que la cámara se quedaba estática, lo que resultaba especialmente molesto en los momentos de más acción.

Aún así, era de los mejores juegos de acción de Star Wars que se recordaban en años, con lo que era de esperar que tuviésemos una segunda entrega. Ésta empieza algún tiempo más tarde y si no habéis jugado al primer juego, mal hecho, porque nada más empezar se os desvelarán datos importantes de El Poder de la Fuerza original. Básicamente, os desvelarán como acaba el juego.

Todos caeréis sin que yo reciba un rasguño

Todos caeréis sin que yo reciba un rasguño

Sí, StarKiller, el protagonista del primer juego que siempre conocimos como El Aprendiz, murió a manos de Darth Vader y sí, quien controlamos es un clon ordenado por Darth Vader en Kamino, el famoso planeta que se pudo ver en el Episodio II de la saga cinematográfica. Pero como Darth Vader quiere resultados ya, escoge la denominada clonación acelerada, lo que da como resultado que todos los clones que van saliendo de StarKiller se acaben volviendo locos por culpa de las imágenes que llegan a su mente.

Nosotros somos uno de esos clones y, claro, nada más comenzar el juego, tenemos recuerdos de nuestra vida pasada, interferencias que alteran nuestra percepción y, por lo tanto, interrumpen nuestra concentración. Cuando al final de la conversación nos viene el recuerdo de nuestra muerte a manos de Darth Vader, será cuando empiece el juego, pues tendremos que escapar de sus manos. Y así comienza esta segunda entrega.

La historia nos llevará a diferentes planetas y diferentes lugares pero siempre con un objetivo principal: el nuevo StarKiller no sabe quién es en realidad y quiere averiguar todo lo posible sobre él mismo. Esto nos llevará, y es inevitable, a encontrarnos con personajes famosos de la saga de las Galaxias, como por ejemplo Yoda, que una vez más nos mostrará la diferencia que hay entre el lado Luminoso y Oscuro de la Fuerza. La historia no estaría mal, si no fuera porque el juego resulta demasiado corto y, además, sin apenas desafío. ¿La razón? Básicamente nuestro personaje.

Y es que la clonación que ha hecho Darth Vader de StarKiller es a partir del que mató al final del primer juego, es decir, el más poderoso y, sí, este clon no se acordará de sus amigos, aliados o enemigos pero de lo que sí se acuerda es de sus increíbles poderes. Esto hace que el juego, incluso en modalidades de dificultad altas tenga unos poderes tan impresionantes que es capaz de acabar con múltiples enemigos con sólo un sablazo. De hecho, no es raro usar el lanzamiento de ambos sables láser contra diez o quince enemigos y que mueran todos a la vez sin ningún problema.

Más, mucho más poder

Más, mucho más poder

Si no han muerto todos o tienen algún sistema para defenderse de este lanzamiento, siempre podemos emplear el rayo que afecta a múltiples enemigos a la vez y, no sólo eso, sino que además los deja paralizados durante un par de segundos. Suficiente para acabar con ellos con nuestros sables láser. Porque esa es otra. Al contrario que en la primera entrega, aquí llevamos dos sables láser y, evidentemente, si en el primer juego ya se veía como un arma sobradamente poderosa, ahora es un arma imparable. Los combos de StarKiller son casi imparables por los enemigos lo que, de nuevo, hace que el título sea demasiado sencillo, demasiado monótono porque en realidad lo que tenemos que hacer es avanzar, matar a todo lo que se nos ponga en frente y listo.

Si seguimos con los increíbles poderes de StarKiller, es inevitable hablar de los enfrentamientos con los AT-ST o con otros elementos cibernéticos. Pues bien, duran menos que los soldados. ¿Por qué? Si recordáis, en el primer juego teníamos que darles algunos golpes para conseguir que apareciese la señal de empezar un QuickTime Event. Sólo al final del juego se volvía un poco más fácil gracias a que utilizábamos el rayo, aunque esto consumía una gran cantidad de energía de la Fuerza.

En el caso de la segunda entrega, primero tenemos un poder con el rayo que nos hace tan poderosos que sólo apretando el botón de rayo ya casi podemos eliminar al enemigo y, segundo, el consumo de “energía de la Fuerza” es tan bajo que, nuevamente no supone casi desafío. Sólo en los niveles más avanzados del juego tendremos alguna que otra dificultad, pero repetimos que no excesivamente.

Si a esto añadimos que en menos de 8 horas podemos acabar el juego, nos encontramos con uno de los títulos de Star Wars más simples y sencillos de jugar que hemos visto hasta ahora. Ahora bien, también hay que decir que si nos gusta sentirnos como un Jedi absolutamente poderoso este es nuestro juego.

Un espectacular escenario

Un espectacular escenario

Los combos, los poderes y los escenarios son fieles reflejos del universo de Star Wars. Si somos fans de Star Wars resulta francamente satisfactoria utilizar a un personaje que con dos sables láser es capaz de acabar con 20 ó 30 enemigos a la vez mientras también usa los poderes como empujón o rayo de la fuerza. Mención especial merece el nuevo poder, truco mental. Dependiendo de la situación veremos como el soldado imperial se cree un rebelde y ataca a los enemigos o como le decimos que no debería estar en la misma habitación y que puede volar. Básicamente se arrojará por la primera ventana que vea. En términos de sentirse dentro de Star Wars, El Poder de la Fuerza II está especialmente conseguido. La primera entrega ya lo lograba, pero aquí esa sensación es aún más palpable.

Sí, porque aunque la historia es floja y nuestro personaje tiene poderes que lo hacen imparable y es algo que siempre hemos pensado de los Jedis viendo las películas de Star Wars. Nos explicamos: Un Jedi tiene poderes a distancia, puede confundirte y encima desvía disparos. Ciertamente el personaje en sí es poderoso si lo piensas fríamente, y si encima, como en la saga El Poder de la Fuerza, es un Jedi con “anabolizantes” lo que te queda es darle algo en la medida de su capacidad. En cierta manera lo hace El Poder de la Fuerza 2, pero sólo en los momentos finales, aunque por supuesto siempre lo podemos pasar más de una vez con diferentes dificultades.

Por otro lado, y ya fijándonos en aspectos más técnicos, El Poder de la Fuerza II soluciona algunos de los problemas iniciales del juego original. El primero el del sistema de blanco que en este caso funciona lo suficientemente bien como para que no tengamos que estar esperando a apuntar al sitio correcto, que es lo que ocurría en la primera entrega. El problema es que la cámara sigue dando muchísimos problemas. Se queda estática y no reacciona lo suficientemente rápido, afortunadamente con un botón podemos corregir esto.

Necesito al menos cuatro para sudar

Necesito al menos cuatro para sudar

Dejando aparte este problema, el nuevo Star Wars: El Poder de la Fuerza 2 es absolutamente espectacular técnicamente. Más efectos visuales, más enemigos en pantallas y en general todo es mucho “más”. Lástima que el juego sea corto y que nuestro personaje sea tan poderoso, porque cuando acabamos la aventura pensamos: ¿ya está? Realmente, el juego es una muy buena recreación de lo que Star Wars en cuanto a técnica. Y, cómo no, el sonido es excelente gracias a una banda sonora muy espectacular y a un doblaje más que adecuado, pese a que sigue sin estar Constantino Romero como la voz de Darth Vader.

Poder, mucho poder

Poder, mucho poder

Un buen intento, pero le falta algo…

Star Wars: El Poder de la Fuerza 2 es una buena segunda parte. Refleja muy bien el espíritu de Star Wars y aunque el argumento pueda parecer un poco débil, sigue ofreciendo momentos puntuales muy buenos y quien haya visto la trilogía moderna de Star Wars puede quedar plenamente satisfecho de ello. LucasArts ha cometido algunos errores infantiles, como dar a un jugador un personaje tan poderoso y sin necesidad de evolucionar sus poderes, pese a que hay esa opción. El resultado es un juego fácil como desafío, pero sí es cierto que muy satisfactorio al llevar a un auténtico Jedi ultrapoderoso. Tal vez no sea el juego más difícil, pero os aseguro que os sentiréis realmente ese Jedi capaz de acabar con todo y con todos.

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