Publicidad

Artículo

Mis 10 buenos propósitos informáticos

Fabrizio Ferri-Benedetti

Fabrizio Ferri-Benedetti

  • Actualizado:

Con el nuevo año, llega el momento de hacer la tradicional lista de buenos propósitos. Los clásicos ya los conocemos: comer más sano, hacer más ejercicio físico, leer más libros, aprender un idioma, dejar de fumar, etcétera. Típico.

Pero los buenos propósitos también pueden ser informáticos. Me ha bastado echar un vistazo a mi PC para comprobar que la situación es desastrosa: archivos desordenados, correos sin clasificar, claves repetidas…

Este año me he propuesto reformar mi vida informática. Voy a compartir contigo mis 10 propósitos informáticos y las acciones que pienso emprender para llevarlos a cabo con éxito. Quizá los tuyos sean similares.

1. Usar un gestor de contraseñas

Cada semana me conecto a un promedio de doce servicios distintos, y cada uno requiere una contraseña diferente. Las que uso son seguras, pero tiendo a repetirlas cuando se trata de servicios poco importantes.

Y es que usar una sola contraseña es arriesgado. Al repetir claves, con que solo uno de los servicios que uso sea comprometido, el resto se volvería vulnerable de inmediato. Y todo por simple pereza.

Para evitar este problema, voy a usar sistemáticamente un gestor de contraseñas. He elegido Dashlane por lo eficiente y moderno que es, y porque está disponible tanto para Windows como para móviles.

2. Organizar mi correo electrónico

Uso dos aplicaciones de correo: Outlook en el trabajo y GMail en casa. En ambos casos, recurro a una sola bandeja, la de entrada, y gestiono los correos sobre la marcha: este lo borro, este lo guardo, este lo marco, etcétera.

Pero llegará el día en que no podré contar ya con la fuerza bruta de mi cerebro para procesar toda la información entrante. Para no desbordarme, la solución es tan sencilla como fácil de aplicar: usar etiquetas y filtros.

Las etiquetas me ayudarán a ver más rápidamente de dónde viene un correo y sobre qué trata, mientras que los filtros harán que la tarea de etiquetar los correos sea en gran parte automática. Y además, ¡los podré anidar!

3. Dejar de saltar de nube en nube

Poder elegir es maravilloso. Hasta que te das cuenta de que revoloteas constantemente entre cuatro o cinco nubes distintas, y que ya no recuerdas dónde tienes las fotos del móvil y ese documento de trabajo tan importante.

Este año quiero elegir en qué nube quedarme. Las más atractivas son Google Drive, DropBox y SkyDrive. Tienen características similares y ventajas únicas, lo que dificulta decantarse por una u otra. Si no tomo una decisión, me volveré loco.

Aunque hay una carta más que puedo jugar: automatizar la copia de archivos entre las nubes mediante IFTTT, una webapp que permite “conectar” servicios en línea mediante reglas sencillas. Y así lo tendré todo en todos los sitios.

4. Acabar los juegos que tengo antes de comprar otros

En mi cuenta de Steam se acumulan más juegos de los que puedo acabar. Y no porque me gaste una fortuna en ellos, todo lo contrario: entre Humble Bundles, ofertas especiales, saldos y promociones, la lista se llena casi gratis.

El resultado es que la cantidad de juegos que pruebo y abandono es muy alta. Los juegos que me enganchan son pocos, y los demás siguen en la biblioteca, deseosos de que les dé una segunda oportunidad. Me hacen sentir culpable.

Lo primero que haré será cerrar el grifo de los juegos. No voy a comprar más hasta que esté seguro de que no haya terminado mis favoritos. Bueno, quizá GTA V será la excepción, pero… ¡Ni uno más!

5. Configurar mejor la privacidad y los contactos en Facebook

Mi Facebook está blindado. Quizá demasiado: hay gente que dice no poder encontrarme. Y otros solo se enteran de mis fotos cuando etiqueto a otras personas sin marcar la casilla “no mostrar a los amigos de la gente etiquetada”.

Pegarle un repaso a mis opciones de privacidad será rápido. Lo complicado, por otro lado, será crear listas de contactos e intereses. Sí, voy a tener que clasificar a mis amigos en listas, como si fuesen útiles de cocina.

Si llegara a darme por vencido, supongo que me pasaría de una vez por todas a Google+. Pero eso daría para otro propósito diferente, puesto que mi uso de la red social de Google sigue siendo muy limitado.

6. Aprender a programar en serio

Y digo “en serio” porque los rudimentos de la programación los tengo, pero nunca he dedicado tiempo a aprender un lenguaje de programación de forma sistemática. Hago mis pinillos, pero poco más.

El motivo por el que quiero aprender a programar es doble: quiero crear mis propias aplicaciones para Android y, si los necesitara, me gustaría programar pequeños scripts para automatizar tareas frecuentes.

Por suerte, recursos de aprendizaje en línea no faltan: ahí están Codeacademy, Coursera y Programr, entre otros. Y es que si una cosa tengo clara, es que lo próximo que aprenda será a través de una aula virtual.

7. Dominar del todo un programa difícil

Por trabajo y por placer he probado miles de programas. Literalmente. Pero de los más importantes, los que domino son pocos. Por “dominar” me refiero a ser un maestro de los mismos. A ser un experto cualificado, con certificado, diploma y medallita.

Tomemos, por ejemplo, a Photoshop. Sé defenderme con él, pero todavía hay cosas que se me resisten, como las herramientas de dibujo vectoriales y el uso correcto de las máscaras. Con Photoshop, en resumen, soy más pintor que ilustrador.

Elegiré pues uno de los 10 programas más difíciles que existen y me propondré dominar uno de ellos. Estoy seguro de que, a pesar de la dureza del proceso, el resultado será muy útil y gratificante. Por cierto, ¿cuál me recomiendas?

8. Usar por fin una aplicación de fitness / ejercicio físico

Soy adicto a los datos. Me gusta saber cuántas palabras he escrito, cuántas calorías he gastado y en cuántos sitios he comido sushi (por decir una comida que me gusta). Gracias a las apps móviles, recoger toda clase de hechos triviales es fácil.

Hay un dato que se me resiste: saber cuántos kilómetros he recorrido caminando, yendo en bici o corriendo por la calle. Estoy seguro de que si recogiese y analizase esas cifras, mi motivación para correr aumentaría.

Por suerte, aplicaciones para deportistas no faltan: RunKeeper, Endomondo y Runtastic son excelentes y se actualizan con frecuencia. Ya no tendré excusa a la hora de hacer ejercicio. Y para algo más fantasioso, Zombies, Run!

9. Dejar de usar la carpeta “Cosas” para almacenar archivos desordenados

Uno de los síntomas de pereza informática es tener el Escritorio repleto de iconos. El mío está impoluto. Pero hay truco: tengo todos los archivos metidos dentro de una carpeta llamada “Cosas”. Sí, como lo oyes.

En la carpeta “Cosas” guardo de todo: fotos sueltas, documentos en los que he estado trabajando, descargas recientes… Y cuando se ha llenado demasiado, creo una subcarpeta llamada “Cosas Viejas” y muevo allí los archivos. Y así una y otra vez.

Tengo tres posibles soluciones ante mí. La primera y más dura es disciplinarme. La segunda consiste en usar un buscador instantáneo tipo Launchy. La tercera, usar utilidades como Digital Janitor o Picasa para organizar los archivos fácilmente.

10. Enseñar por fin a mis padres a valerse por sí mismos (con el PC)

Ligar con apuestas señoritas no forma parte del entrenamientoMis padres aprendieron tarde a usar el PC. Saben hacer todo lo básico: navegar, recibir y enviar correos, jugar al solitario y al buscaminas… Gracias a mi insistencia, no necesitan ningún programa tipo Eldy. Menos mal.

Pero me gustaría que supieran hacer más cosas, como desinstalar programas, discriminar entre una alerta de virus y una falsa alarma o cómo recuperar archivos borrados. Normalmente, todo eso requiere una llamada y mucho tiempo perdido.

Soy consciente de que ir más allá de lo elemental requiere curiosidad y motivación. La mejor opción, creo, consistirá en enseñarles pautas básicas para resolver cualquier problema informático y dejar de contestar sus peticiones de ayuda.

¿Cuáles son tus propósitos informáticos de año nuevo?

Fabrizio Ferri-Benedetti

Fabrizio Ferri-Benedetti

Lo último de Fabrizio Ferri-Benedetti

Directrices editoriales