Una de las cosas que se le puede echar en cara a Apple es que se suelen quedar cortos con el RAM en sus equipos. Habrá muchos a los que les será suficiente, pero en general, los ordenadores de Apple son muy potentes y si se quiere exprimirlos al máximo siempre necesitaremos aumentar la memoria RAM.
Cambiar las módulos de memoria es bastante fácil en un Mac Pro, pero no tanto en un iMac. Si la pereza vence el espíritu de aprendizaje nos encontraremos delante de un distribuidor de Apple con los ojos como platos tras haber preguntado por el precio del RAM. Supongo que se tratará de una tecnología alienígena, de otro modo no me explico los precios. Para que veáis que no exagero, un ejemplo. Dos módulos de dos gigas para un iMac valen 180 € en la tienda de Apple. En tiendas online de EEUU salen por unos 55 $ ambas. En España se puede comprar por Internet lo mismo por unos 60 €, claro que no las memorias Apple originales sino unas de marca Kingstom por ejemplo, que dan un buen rendimiento.
Antes de comprar nada conviene acudir a la tienda Apple para saber cuáles son los módulos de memoria compatibles con el equipo. Una vez que las hayamos comprado, instalarlas en un iMac es muy sencillo. Todo viene explicado en la página 33 del manual, pero a grandes rasgos el procedimiento es el siguiente. Hay que tumbar la pantalla sobre una toalla, a continuación desatornillar una pequeña chapa situada en el canto de la parte inferior del monitor.
Así descubriremos los módulos de memoria, pero antes de tocar nada deberemos descargar nuestras manos de electricidad estática tocando algo metálico. De otra forma podría saltar un chispazo al tocar las memorias y cabe la posibilidad de que quedaran inservibles. Una vez hecho esto sólo hay que tirar de las pestañas negras para sacar las memorias, introducir las nuevas y volver a atornillar la chapita.
Por último conviene comprobar que el equipo reconoce toda la memoria instalada. Se puede ver en el apartado “Memoria” de la aplicación “Perfil del sistema”.
