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Análisis de Destiny, el juego del futuro

Análisis de Destiny, el juego del futuro
Raúl Pérez

Raúl Pérez

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Destiny puede no ser el juego que muchos esperábamos, pero es desde luego una nueva forma de disfrutar de los videojuegos.

Aunque a Destiny se le podría recriminar muchas cosas que no terminan de encajar o que llegan demasiado sobadas, lo cierto es que guste o no, la fórmula Destiny funciona muy bien. Hay que ver, jugar y analizar el nuevo juego de los creadores de Halo no sólo como un videojuego, sino más bien como un uber producto que se extiende más allá de las consolas y que posiblemente marcará uno de los caminos que seguirán los juegos de nueva generación (pero no el único).

Con más virtudes que defectos

Lo primero que no se debe hacer es criticar a Destiny por su escasa historia. Este es un juego fragmentado adrede para que puedas jugar a tu ritmo y en el orden que se te antoje. Destiny no quiere (o al menos no le interesa) contar una historia lineal con un principio y un fin, donde todo esté claro y que dé cohesión a las misiones. Lo que busca es picar tu curiosidad para que viajes por el espacio y disfrutes de aventuras, que mayormente son de disparos. Por eso criticar a este juego por no tener una gran historia es, en mi opinión, innecesario.

En lugar de mirar los defectos de Destiny, me parece más acertado apuntar sus virtudes, que son muchas. Para mi sus mayores cualidades son: que te mantiene jugando horas y horas sin que te des cuenta, que tiene un sistema de disparos extremadamente satisfactorio, que las conexiones para jugar en cooperativo funcionan como jamás lo he visto en ningún otro juego de consola, y por último que Destiny ha nacido con muchísimo margen para mejorar y crecer.

Además, hay algo en Destiny que me fascina y es la cercanía que tiene su puesta en escena y localizaciones. Aunque el juego se desarrolla muchísimos siglos en el futuro, que las misiones y situaciones se sitúen en planetas tan conocidos como Marte, Venus o la Luna, hace que conectes de inmediato con lo que ves en pantalla. ¿Quién no ha deseado ver Marte de cerca? ¿O averiguar lo que hay en la superficie de Venus? Destiny es capaz de acelerar tu imaginación y evocar sensaciones de aventuras cercanas.

Destiny fusiona el juego online con el offline y por eso debes estar conectado en todo momento. No he sufrido desconexiones mientras jugaba y creo poder afirmar que este ha sido el lanzamiento más  sólido a nivel técnico que he visto en este tipo de juegos. Sencillamente todo ha funcionado bien desde el primer minuto.

Como explicaba en mi análisis de la beta, Destiny tiene varios escenarios, cada cual con una utilidad o una parte de la historia. Los planetas que visitarás además de la Tierra son Venus y Marte. Luego está la Luna y la zona de El Crisol (que es el multijugador). La Torre es el lugar de encuentro de Guardianes, compra de armas y recursos, y estar informado del juego. Un lugar de paso que hay que visitar demasiado a menudo, casi siempre forzado por el mismo juego. Creo que esta parte más “social” está bastante desaprovechada.

Siempre accesible

Viajar por los planetas y las misiones es fácil. El sistema de menús es accesible, aunque necesitas algo de práctica para tenerlo todo bien claro. Lo que menos me ha gustado es el sistema de almacenaje y comparación de armas/armaduras. Es complicado saber de un vistazo qué mejoras tiene tal o cual objeto, sobre todo porque a veces las diferencias son mínimas.

Todas las armas tienen su función muy bien identificada y se adaptan bien a tu forma de jugar. Este es un juego de disparos en el espacio y créeme cuando afirmo que las escenas de tiroteos son tremendamente satisfactorias rayando, siempre, a un altísimo nivel. De hecho bien se podría decir que lo que mueve el juego hacia adelante son los tiroteos y la diversión que generan.

Lo que si es inevitable en Destiny (y en cualquier otro juego similar) es la repetición de misiones. Bien sea porque te juntas con un amigo que no está en la misma sección que tú, bien porque necesites subir de nivel, bien porque tienes que cumplir ciertos contratos para acceder a mejor equipamiento… al final quieras o no quieras tendrás que repetir muchas veces todas las misiones. Para que siempre haya desafío siempre tienes dos niveles de dificultad a elegir, y al terminar la aventura principal se desbloquea otro más.

Belleza infinita

Destiny tiene unos escenarios espectaculares e inspiradores. Cada planeta tiene su propio estilo y color, su propio cielo y su propia arquitectura. Me ha fastidiado que, por ejemplo, la gravedad sea igual siempre, sin importar las leyes físicas, pero bueno.

Gráficamente es una gozada, especialmente en las consolas de nueva generación. Es fluido, las animaciones son realmente buenas y los efectos especiales te dejan embobados. Si hay que echarle algo en cara es lo fríos que son los escenarios: nada se puede mover y nada es destructible, a excepción de alguna que otra caja repartida aquí o allá. Acostumbrados ya a otros juegos con localizaciones más “orgánicas”, lo que ofrece Destiny en este aspecto es algo insuficiente.

Por otro lado la música es totalmente épica y te deja temblando de lo buena e intensa que puede ser a veces. Es dinámica, de modo que hay secciones que se adapta a la acción del momento.

Conclusión

Seguro que hay cosas que te molestarán en Destiny: repetición de misiones, objetivos demasiado simples o una historia difusa. Pero Destiny tiene muchas más cosas que enamoran: el sistema de juego cooperativo, la satisfacción de los disparos, o su multijugador. A mi lo que más me ha impresionado es que es un juego con base muy bien anclada a tierra, este juego sólo es el principio de algo que será muy grande y que nos acompañará muchos, muchos años. Yo espero que mejore poco a poco y termine cumpliendo esas promesas que se han quedado en el tintero. De mientras, seguiré disfrutando con él al máximo.

Puntuación: 9

Disponible en: Xbox One, Xbox 360, PS4 y PS3

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