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Hay vida, online, después de Microsoft Word (II): Word vs. procesadores de texto online

Damien Rasson

Damien Rasson

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¿Por qué usar un procesador de texto online? ¿Acaso Microsoft Word está perdiendo fuelle y arruga el vestido frente a sus contrincantes online? Respondiendo a la primera pregunta, es fácil: “Porque sí“; y a la segunda: “Pues no, pero ya se ha puesto las pilas, aunque no están a la venta en los mejores quioscos” (esto ya se aclarará más adelante…tun-tun, tun-tun, tun, tun…).

Ahora en serio. ¿No te pica la curiosidad por probar algunos de estos procesadores de texto online? Claro que sí, pero si nunca te has atrevido, nosotros te ayudaremos a dar el paso, no es para tanto. Ahora bien, discutir sobre si Microsoft Word se está jugando el título al procesador de texto predilecto, que no la piel, o no, pues no creo que sea la pregunta más oportuna. Vale, admito que soy yo el que la planteó pero es la primera que se nos viene a la cabeza hablando de este tema. Pienso que los procesadores de texto online juegan en otra liga, pero es cierto que han venido para quedar y llevarse buena parte del “pastel de usuarios asiduos” que Word todavía conserva con recelo en la despensa.

Aún así, los procesadores de texto online no han venido para sustituir a Microsoft Word, al menos para trabajos de edición más complejos como la edición de un libro, la creación de una tesis y, en definitiva, cualquier trabajo que requiera funciones de edición avanzada y/o altas exigencias en cuanto a maquetación, automatismos mediante la ejecución de macros y demás. Por otro lado, ofrecen una excelente alternativa para quienes buscan una solución liviana y dinámica a la creación de documentos en equipo, con colaboradores repartidos por todo el mundo, y bajo los focos del riguroso directo: editar y comentar los cambios de forma instantánea y en tiempo real, esto es su mayor baza. Veamos de forma resumida cuáles son las grandes ventajas y los inconvenientes de los procesadores de texto online frente a Microsoft Word y, por ende, frente a cualquier procesador de texto de Escritorio que se precie…

Ventajas

  • No instales nada, crea una cuenta y olvídate de todo, de complejos y rutinarios procesos de descarga e instalación, aquí lo único que necesitarás es una cuenta y un simple navegador web, el que más te guste, sea el difundido Internet Explorer (¡no quiero oír ni un solo abucheo… aunque sea un lejano gorjeo de crispación!), o su más cercano aspirante Firefox (¡zorritos al poder!), Safari, Camino, Konqueror, y otros tantos. Cuenta hasta diez, ve preparando un café latte y a la vuelta, ya lo tienes recién hecho. Es más, la ausencia de instalación implica que las actualizaciones llegan con tan sólo recargar la página web del navegador, sin necesidad de comprar o bajarse la nueva versión; significa también que esas mismas actualizaciones llegarán más de prisa a nuestro Escritorio.
  • No lleves documentos encima, vayas dónde vayas te estarán esperando. Sí, al no tener nada instalado en tu equipo, tampoco será preciso guardar los documentos en tu unidad de disco o en una llave USB. No, éstos se almacenarán online de forma segura e instantánea, sin necesidad de levantar el dedo meñique y con acceso desde cualquier PC o Mac, siempre y cuando éste tenga un navegador web instalado y un acceso a Internet, claro está.
  • Windows, Mac o Linux, no importa. Del punto anterior se deduce el presente punto: no importa el S.O. que uses, siempre podrás acceder y editar tus documentos sin temer esa aprensión del “¿será compatible con mi procesador de texto, he oído decir que los DOC no se ven en Mac?” De eso nada, universalidad por los cuatro costados, aquí sólo hay un formato, el que entiende cualquier navegador web… luego ya decidirás en qué formato exportarlo.
  • CTRL+G, CTRL+G, CTRL+G, que no me pille el apagón,… la fulminante muerte del disco duro, el inesperado fallo del sistema por inestabilidad, o la jugarreta del dedo índice cerrando el documento sin querer… ¡Ups! ¿He sido yo? Tantos años perdiendo el miedo al pantallazo azul de nada habrá servido, seguimos trabajando sin red, es decir sin habilitar la opción de copia automática del documento abierto, cada x minutos. Esto no pasa online, una copia de seguridad instantánea se hace con cada cambio realizado.
  • Da rienda suelta a tu creatividad, el proceso de escritura es totalmente dinámico al crear copias de seguridad que se convertirán rápidamente en las versiones de un mismo documento. No taches una frase, borra un párrafo entero, no le cojas miedo y sustituye una palabra por otra,… siempre podrás comparar distintas versiones de un mismo documento. Lo mejor de todo es que este sistema no es incompatible con la edición simultánea entre varios colaboradores.
  • Deja la edición en singular, edita al plural. Dicen que dos cabezas valen más que una, que cuantos más, mejor. Es verdad, en especial cuando hablamos de tormentas de ideas. Por otro lado, en la mayoría de los procesos de edición sale a la palestra un temido y odiado personaje: el revisor, encargado de corregir, aportar ideas y dejar inquietantes notas en los márgenes. También pueden ser uno o varios colaboradores y miembros de un mismo equipo de trabajo. El caso es que los procesadores de texto online se prestan divinamente a esta interesante forma de edición simultánea, muy al estilo de las pizarras digitales, sea por medio de comentarios o chat, sea editando al mismo tiempo un mismo documento, viendo cómo tu pantalla se va actualizando con los cambios que realizan los demás… ¡impresionante!

Inconvenientes

  • Prestaciones limitadas,… ¡y que lo digas, se han quedado al nivel del Word allá por el 2003! A pesar de tantas virtudes apuntadas a su palmarés, no dejan de ser procesadores de texto básicos, con nulas o muy contadas incursiones en el terreno de las funcionalidades avanzadas, como podría ser el uso de un potente lenguaje de macros, sofisticados controles de creación de tablas o el uso más amplio de estilos y formatos, integración de herramientas de dibujo, flexibilidad en la maquetación y en el diseño de plantillas que, o brillan por su ausencia o presentan una versión online un tanto descafeinada. Aunque ahora la pregunta es… ¿de verdad necesitamos tantas funcionalidades?
  • Rendimiento ligado al ancho de banda, lo que convierte nuestra conexión en el centro nervioso que controla nuestra sensación de lentitud o, al contrario, de celeridad en el uso, aunque este punto pierde fuerza gracias a la normalización del ADSL en medio mundo …y a las tecnologías web 2.0, es decir que su funcionalidad está basada en tecnologías que, aunque no sean precisamente nuevas (HTML CSS, Ajax, JavaScript, Flash, etc.) sí están en pañales en cuanto a su despliegue, induciendo una actitud nueva frente al software, el software entendido como servicio. Todavía no hemos domado esta etapa, por ahora sólo la exploramos… no es que tenga mucho peso, es más una cuestión de percepción del medio.
  • ¿Nuestra privacidad corre peligro? Admitámoslo, nos gusta ponernos paranoicos cuando hablamos de libertad digital; se abre la caja de Pandora y los trolls inundan los foros pero… ¿de verdad peligra? En Internet, todo se sabe y nuestra vida privada pierde terreno. Hoy, creamos nuestra identidad digital a través de redes sociales tipo FaceBook, mientras que decenas de otros servicios los tienen en sus registros. La cuestión es… ¿dejaría alojados en servidores ajenos los documentos confidenciales de mi empresa? ¿Hemos de confiar en las prácticas de privacidad que ofrecen estos servicios online? Tú mismo, pero casos como los de AOL o MySpace las están poniendo en tela de juicio.
  • Personalización nula o recortada. Esto es así en mayor o menor medida ya que no afecta a todos los procesadores de texto online por igual: algunos no ofrecen posibilidad alguna de definir márgenes, encabezados y pies de página, personalizar los diseños del documento (web, lectura esquema, impresión, etc.), otros carecen de atajos de teclado, marcos, fondos,… Por ahora, no son rivales de peso para Word en el terreno de la personalización de los documentos pero, como he dicho más arriba, lo están solventando. Hay que tener en cuenta que todavía están en la edad del pavo, pero cuentan con las actualizaciones dinámicas, lo que les permite rectificar el tiro sobre la marcha, como ha hecho recientemente Google Docs al implementar atajos de teclado.
  • Es un servicio online, no un software instalado, lo que se traduce en una serie de limitaciones diversas como, por ejemplo, el tamaño máximo permitido para los documentos online (hasta 500 KB para Google Docs), los formatos de las imágenes incrustadas (hasta 2 MB para Google Docs), el espacio de almacenamiento disponible (limitado a 1 GB en el caso de BuzzWord), la activación de cookies o JavaScript, o la necesidad de instalar tecnologías como Flash, o simplemente la necesidad de estar conectado a Internet.

En definitiva, cabe rematar el cuadro apuntando que en realidad las cosas no son tan simples como parecen, no nos dejemos embriagar por la exaltación del primer momento. Las fronteras entre ventajas e inconvenientes tampoco están bien definidas (lo que para uno resulta imprescindible puede ser un engorro para otro). Pero eso sí, hay toda una serie de sencillas preguntas que conviene plantearse antes de tomar una decisión:

  • ¿Me conviene usar alternativas online al Word? Depende de la situación: si necesitas editar un documento entre varios colaboradores repartidos por el mundo, comentar e intercambiar ideas a la vez que se edita, la respuesta es ““; si ese mismo documento no requiere la colaboración de nadie y su acceso está limitado a un solo equipo o bien, si necesitas prestaciones avanzadas que no ofrecen estos servicios de procesamiento de texto online, la respuesta es “no“.
  • ¿El factor participativo es decisivo? Sí, es su punto fuerte, desde luego. Word requiere una maquinaria más pesada para poder colaborar en un mismo documento, como un servidor SharePoint, por ejemplo, que permite la creación de una biblioteca online, o el uso de Messenger para hablar y compartir ideas en grupo, eso sí… todo al estilo Microsoft.
  • Necesito algo escalable, ¿me sirven? Por ahora, no. Debido principalmente a sus limitaciones. Si empiezas a usar Google Docs con la intención de llevar a cabo el trabajo de una tesis, podría resultar cargante a la larga, por la falta de flexibilidad y demás cosillas como insertar saltos de páginas, cambiar la orientación y tamaño del texto, añadir diagramas, autocompletar, etc. Sin hablar de algo que a día de hoy resulta totalmente absurdo: editar online documentos de miles de páginas…
  • ¿Interfaz amigable, compleja, intuitiva? Word ofrece una interfaz muy completa pero a la vez compleja, algo que puede espantar al usuario novel, pero con la que los veteranos se sentirán muy a gusto. La curva de aprendizaje de Word es más tediosa y larga, pero una vez la tengas asimilada, sabe mejor. En cambio, las herramientas de texto online son más accesibles, sencillas de usar y dinámicas, en mayor o menor medida. Armas un documento y… ¡a colaborar!

¡Próxima parada: Google Docs!

Damien Rasson

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