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Office 2013: cambios previsibles para un paquete sin competidores

Fabrizio Ferri-Benedetti

Fabrizio Ferri-Benedetti

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Creemos que le encantará“. Es el eslogan con el que la versión Preview de Office 2013 empieza el proceso de instalación. En una esquina de cada ventana hay un par de smileys, uno sonriente y uno triste, que esperan nuestro clic.

Si Office fuera una persona, la nueva versión parecería un adolescente inseguro. A medio camino entre un paquete ofimático clásico y una solución basada en la Nube, Office 2013 busca ansiosamente la aprobación de los usuarios.

Este comportamiento no es de extrañar: desde el fracaso de Windows Vista, Microsoft se ha esforzado en escuchar a los usuarios, proporcionando betas y previews en lugar de mantener el secretismo. Ahora, nuestra opinión importa.

¿Le ha beneficiado a Office 2013 esta estrategia de escucha? ¿Es realmente el paquete ofimático del futuro?

La nueva interfaz parece gritar “Lo importante es el documento”

El cambio más notable que Microsoft ha introducido en Office 2013 es, obviamente, la nueva interfaz gráfica,  de tipo Metro y compatible con pantallas táctiles, como la que tiene la tableta Surface. Windows 8 es un sistema operativo tanto para escritorio como para tabletas, y Office debe poder desenvolverse en ambos entornos. Era lógico.

Tradicionalmente, cada novedad introducida en el apartado gráfico ha sido recibida con antipatía por los usuarios. El ribbon barroco de Office 2007 se llevó la peor parte, ya que fue el primer cambio radical en muchos años. En la versión 2013, el ribbon se mantiene, pero acentúa el aplanamiento que ya notamos con Office 2010.

El ribbon sigue vivo y goza de una salud espléndida. Gracias por preguntar

El resultado final es una serie de recuadros pálidos, iconos coloreados con tintas planas y encabezados en mayúsculas. Lo primero que he pensado al ver Word 2013 ha sido: “Dios mío, EDIT.COM ha vuelto de entre los muertos“. La falta de volumen en barras y botones, por muy zen que sea, impresiona.

El triunfo de la planicie. Al menos el fondo del documento vuelve a ser neutro.

La idea que sugiere la interfaz Metro es que lo importante es el documento, no el medio en que se edita. La interfaz pasa discretamente a un segundo plano y deja protagonismo al texto. Agradable para los ojos no es, pero la vista descansa mucho más que con las exóticas pieles con texturas de Office 2007.

Office en la Nube: mejor tarde que nunca, Microsoft

Trabajar en la Nube, algo que inicialmente solo comprendían unos pocos iniciados de los departamentos de IT, se ha vuelto mainstream. Ahora todos guardamos notas en Evernote, subimos documentos a Dropbox y editamos hojas de cálculo en Google Drive. Cuando Microsoft diseñó Office 2010, todo eso aún no acababa de despegar.

Puesto que Microsoft no podía ignorar por más tiempo esta revolución, ha llenado Office 2013 de funciones “en la Nube” que, si bien no suponen nada revolucionario, son más que bienvenidas. La más destacada es la integración total con SkyDrive, rival de Google Drive, que se convierte de facto en el disco duro online de Office.

SkyDrive es la opción de guardado por defecto en Office 2013. Si esto no es apostar por la Nube…

La aplicación que más se beneficia de este paso adelante es OneNote, que ha pasado de ser un portapapeles lujoso pero inútil a convertirse en un serio rival para Evernote. Con aplicaciones para Android y iPhone, OneNote tiene ahora más relevancia que nunca. Sus funciones nada tienen que envidiar a otros blocs de notas en la Nube.

Color aparte (parece un yogur dietético), OneNote es un digno rival de Evernote

Un paquete ofimático que sigue sin tener competencia directa

Microsoft es una empresa lista: sabe que el reino de Office es el Escritorio y que de ahí nadie lo puede mover. A su alredor abundan aplicaciones jóvenes y prometedoras, como Prezi y Google Drive, que dominan el mercado de las aplicaciones web, pero que son incapaces de asaltar el Escritorio.

Prezi es la mejor alternativa a Powerpoint para presentaciones… pero es una aplicación web

El proyecto OpenOffice se ha resentido muchísimo del cambio de dueños (antes Sun, luego Oracle, finalmente Apache) y ahora es una suite ofimática que hubiera podido tener éxito hace diez años, pero que hoy se limita a tenerse en pie en un mundo que se ha movido enteramente al Web.

¿Open XML u OpenDocument? La pregunta es un bonito gesto de juego limpio

En resumen: “No me cambies el martillo, que ya funciona bien”

Introducir novedades en un programa usado por 750 millones de personas y contentarlas a todas no es fácil: quien usa Word, Excel y Powerpoint espera que sus nuevas versiones se comporten exactamente como Word, Excel y Powerpoint. Son herramientas que todos sabemos usar, y cuya esencia se ha mantenido inalterada desde las primerísimas versiones.

Es por ello que casi todos los cambios introducidos en Office 2013 son menores. Es como si cada equipo de desarrollo hubiese añadido interesantes flecos a programas que no podían alterarse demasiado. Tonterías como la barra de meteorología en Outlook 2013 son buena prueba de ello.

Office, en resumen, es como un martillo: se puede convertir en una herramienta más fácil de agarrar y más robusta, pero no en un taladro innovador. Si queréis un taladro, tendréis que buscarlo en otra caja de herramientas

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